jueves, 8 de octubre de 2015


Objetivo


Analizar la importancia de la danza folklórica y sus beneficios  como herramienta y estrategia educativa para el desarrollo y la formación integral de los niños.

¿Qué es la danza folklórica?

El folklore o folclore hace referencia a las creencias, prácticas y costumbres que son tradicionales de un pueblo o cultura.  La danza folklórica, son los bailes típicos y tradicionales de una cultura. La danza folklórica suele realizarse por tradición puede ser bailada por cualquier hombre y mujer.
La danza es una forma de hacer arte y expresar lo que se siente.  La danza folklórica es una expresión que muestra parte de nuestra cultura escenificada por medio de bailes y danzas representativas de cada comunidad.




Beneficios de la danza folklórica en los niños

La danza es una actividad tradicionalmente vinculada a la educación y a la educación física y artística en particular, así ha quedado de manifiesto una vez explorada su presencia dentro del pensamiento pedagógico a través de la historia.
Entendemos que la danza tiene validez pedagógica porque a través de su práctica puede incidirse en los siguientes aspectos propios de la educación física integrada:

·         Adquisición y desarrollo de las habilidades y destrezas básicas
·         Adquisición y desarrollo de tareas motrices específicas
·         Desarrollo de las cualidades físicas básicas
·        Desarrollo de capacidades coordinativas
·       Adquisición y desarrollo de habilidades perceptivo-motoras
·        Conocimiento y control corporal en general
·         El pensamiento, la atención y la memoria
·        La creatividad
·         Aumento de las posibilidades expresivas y comunicativas
·         Favorecer la interacción entre los individuos

La danza tiene validez pedagógica porque puede fomentar el sentido artístico a través de la propia creación (realización de danzas coreografías propias) y de la apreciación de otras creaciones externas (apreciación y crítica de coreografías y danzas ajenas).
La danza tiene validez pedagógica ya que mediante su práctica se puede incidir en la socialización del individuo.
La danza tiene validez pedagógica ya que puede ser un factor de conocimiento cultural además, puede ser un factor de educación intercultural favoreciendo el conocimiento y la aceptación y tolerancia de la realidad pluricultural de la sociedad actual.

Además de desarrollar una actividad artística y entretenida, los ritmos de la danza aportan beneficios en el desarrollo físico como psíquico.
Su práctica puede facilitar el desarrollo de las personas como mejores seres humanos, pues no sólo es bailar por bailar, sino que se adquiere la capacidad de sentir, comunicarse físicamente, expresar emociones y sentimientos, definir su identidad nacional y actuar de manera libre y espontánea ante los demás, con quienes convive de manera cotidiana.

Es importante que a través de la danza folklórica se forme conciencia en la escuela para enraizar la identidad nacional en los alumnos; pero no sólo eso, sino que tengan la posibilidad de entender y revalorar nuestra cultura. Sólo mediante el aprecio, goce y disfrute de nuestras raíces, podremos defender eficazmente nuestras costumbres y tradiciones. 

La danza folklórica, además de consolidar una identidad nacional en los niños, puede alcanzar otras metas:

“...un potencial dancístico para promover sistemáticamente un amplio desarrollo corporal, creativo y expresivo; un potencial psicopedagógico, es decir la capacidad para detonar procesos de desarrollo en el niño y un potencial educativo que promueva experiencias estéticas que despierten el deseo de disfrutar la danza como futuros bailarines o espectadores de esta”. (Hutchinson, 1995).


Niños en crecimiento explorando la danza



Entrevista a Karla Zúñiga de Live Dance Academy para conocer los beneficios de la danza en el desarrollo integral de los hijos.



Revista de educación:  Diversidad cultural: La danza folklórica como medio de identidad e integración sociocultural


Emociones en la danza



La danza folklórica en las escuelas

En la educación, la danza tiene reconocimiento en los primeros gobiernos posteriores a la Revolución Mexicana, en 1915 en el gobierno de Venustiano Carranza se funda la Dirección General de Bellas Artes, esta institución tenía como objetivo fomentar la función educativa del arte y la danza es incorporada en ese entonces a la educación escolarizada como materia de danzas y bailes regionales mexicanos.

Más adelante con José Vasconcelos, en 1821, se crea la Secretaría de Educación Pública y es entonces cuando la organiza en tres departamentos: escuelas, bibliotecas y archivos y bellas artes. Para este pensador la educación era una trilogía maestro, artista y libro. En este periodo surgieron las misiones culturales, las cuales estaban a cargo de misioneros que debían saber las lenguas indígenas, que eran laicos y debían dominar las artes, artesanías y creencias indígenas.

Es entonces cuando las danzas y los bailes indígenas en las escuelas sirvieron como material básico y se difundieron entre maestros y alumnos. Estas misiones culturales constituyen el primer acercamiento a las expresiones dancísticas que más adelante, con Amalia Hernández en 1952, se volvieron en espectáculos.

Cabe destacar la estrecha relación existente entre la danza y la formación integral de la persona, tal y como afirma Ferreira (2008) y complementa Añorga (1997) con “la formación integral está definida como la formación física, intelectual, técnica, político-ideológica, estético-artística”, ya que la danza está enmarcada en la formación estético-artística.
Por otro lado Aguilar establece que “la característica peculiar de la asignatura de educación artística es que pone mayor énfasis en la vida emotiva de los alumnos, que muchas veces es menospreciada pero que es fundamental tanto para el desarrollo del individuo como para la propia construcción del conocimiento” 

 De ser cierta esta afirmación, los niños de las escuelas tendrían mayor capacidad de desenvolvimiento en otras áreas, obtendrían mejores resultados en el aprovechamiento escolar y, en términos generales, se estaría hablando de seres humanos completos con capacidades y habilidades que les permitirían un desarrollo personal integral, y el reconocimiento cultural que envuelve a factores relacionados con el arte en cualquiera de sus manifestaciones.

La danza folklórica mucho puede contribuir a que el cometido propuesto por la Secretaría de Educación Pública (SEP) a través de los libros de apoyo como guía en la Educación Artística se cumpla. Además, cuando se relaciona a ésta con las demás asignaturas se evita, con el fomento de este género dancístico, la entrada de otras culturas y tradiciones ajenas a la nuestra, que, poco a poco, van teniendo entrada a nuestro país, sin ofrecer ventaja alguna.


La práctica actual de la danza y la música folklóricas en las escuelas es una tarea estimulante para quien la práctica y para quien la enseña, pues se obtienen resultados en beneficio no sólo de un prestigio cultural y social, sino por lo que significa en términos del rescate y la preservación del folklore nacional y que éste no se deforme ni se pierda, sino por el contrario, que trascienda y que el niño encuentre sentido de pertenencia e identidad nacional.



La danza enseña a los niños a tener objetivos en la vida





Revista de educación:  Propuesta metodológica para utilizar la danza folklórica en el contexto escolar